Según un estudio, la dieta que siga el padre antes de la
concepción también desempeña un papel fundamental en la salud de sus hijos.
El estudio, que ha sido dirigido por Sarah Kimmins,
investigadora de la Universidad McGill de Montreal, en Canadá, pretendía
comprobar si, al igual que ocurre en el caso de las mujeres, los niveles de
ácido fólico en los futuros padres también eran importantes para el posterior
desarrollo del feto, e influían por lo tanto sobre la salud de su descendencia.
Los investigadores, que trabajaron con ratones, compararon
las crías de los machos en cuyas dietas no se incluía suficiente folato,
con las crías de aquellos que tomaban una alimentación con un adecuado aporte
de esta vitamina, y observaron que la deficiencia de folato por vía paterna
estaba asociada con un incremento en diversos tipos de defectos de nacimiento.
En las crías de ratones machos con un nivel insuficiente de
vitamina B9 se observó un aumento de casi el 30% en los defectos congénitos.
Así, y según han explicado estos expertos, pudieron
constatar que se producía un aumento de casi el 30% en los defectos congénitos
en el caso de los descendientes de machos con un nivel insuficiente de vitamina
B9. Entre estas anomalías destacan alteraciones esqueléticas graves, como
deformidades de la columna y cráneo-faciales.
La investigación demuestra que los hábitos de vida, y sobre
todo la dieta, afectan al epigenoma de los espermatozoides, convirtiéndose en
una información que queda registrada y puede intervenir sobre el desarrollo, el
metabolismo y las posibilidades de sufrir enfermedades de la descendencia a
largo plazo.
Los autores del trabajo concluyen que los varones que estén
planificando un embarazo junto a su pareja deben prestar atención a su
alimentación y estilo de vida –especialmente el consumo de tabaco y alcohol–
antes de la concepción, igual que lo debe hacer la futura madre.
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