Los españoles tenemos hábitos alimentarios irresponsables

Estudios recientes confirman que es frecuente que los adolescentes no desayunen, no tomen nada a media mañana ni en la merienda (salvo bollería o chucherías), solo coman un plato en la comida sin pan ni postre y, en la cena, se decanten por comida rápida (precocinados, embutidos o algo de fruta).
Este panorama es una irresponsabilidad porque los hábitos alimentarios se adquieren en la infancia, en especial en el núcleo familiar y una forma de prevención de los trastornos de la conducta alimentaria es la educación nutricional para padres. A partir de ahí, se desarrollan los hábitos alimentarios que éstos transmiten a sus hijos y esta labor educativa conlleva un gran esfuerzo.
Para que un niño desayune es fundamental que sus padres se levanten; para que coma algo a media mañana o la merienda, es esencial que estos se la preparen; para que coma dos platos, es necesario que en casa se cocine más; para que coma pan y fruta, debe haber disponibilidad de estos alimentos en casa; para que cene de forma adecuada y no comida rápida, precocinados, embutidos o solo fruta, los padres deben entrar en la cocina también por la noche.
Si los padres aprenden a comer bien, el niño será capaz de adquirir hábitos correctos de alimentación. Las familias que confunden educar con dejar hacer y permitir, encuentran a menudo el resultado en forma de patologías y otros problemas cada vez más frecuentes en nuestra sociedad como obesidad infantil, trastornos de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia nerviosa), problemas cardíacos, niveles altos de colesterol, etc.

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