¿ENGORDA LA CERVEZA?


Ahora que viene el buen tiempo muchas personas me hacen la misma pregunta ¿engorda la cerveza?
Todos conocemos expresiones como “barriga cervecera” o que la cerveza está relacionada con la “curva de la felicidad”. Sin embargo, en los últimos años diversas investigaciones han puesto en duda que exista relación entre el consumo moderado de cerveza y la aparición de obesidad abdominal.
En concreto, los especialistas apuntan más a factores genéticos como la causa de acumular más grasas alrededor del abdomen que al consumo de determinadas bebidas o alimentos.
La realidad es que la aportación calórica de la cerveza es muy baja: una caña de 200 ml. tiene tan sólo 90 Kcal y en el caso de la cerveza sin alcohol esta cantidad se reduce a una media de 17 kcal/100 ml.
Se hace necesario por tanto desterrar falsos mitos en torno a distintos alimentos, como es el caso de la cerveza, que no es la culpable de la obesidad, sino una alimentación desequilibrada, la falta de ejercicio y en algunos casos, nuestra información genética.
Según algunos estudios, beber cerveza moderadamente puede conllevar beneficios para nuestro organismo, como protección contra enfermedades cardiovasculares, mejora de la respuesta del sistema inmunológico e incluso proveer de una efectiva hidratación después de hacer ejercicio.
Gracias a los efectos antioxidantes de la cerveza (presencia de polifenoles) y sus propiedades antiinflamatorias, su consumo moderado ayudaría a prevenir accidentes vasculares y arteriales. Pero eso no es todo, la cerveza protege frente a la diabetes, mejora la presión arterial y el perfil lipídico, bajando el colesterol “malo” y aumentando el colesterol bueno.
Respecto a su aporte a la salud cardiovascular, el consumo moderado de cerveza no solo reduciría el riesgo de ataques cardíacos, sino también otras como la enfermedad arterial periférica o la demencia. La cerveza también tendría sus beneficios sobre la salud ósea, gracias a la presencia de silicio, mineral que favorece la densidad de los huesos. Y gracias a la presencia de etanol, ayudaría a inhibir la pérdida ósea.


Otros estudios demostraron que un consumo moderado de cerveza ayudaría a mejorar nuestra respuesta inmune contra agentes que desarrollan enfermedades infecciosas, ya que aumenta al nivel de los leucocitos y los linfocitos T. Además, la presencia de prolactina en la cerveza, un compuesto con propiedades antiinflamatorias, previene de la osteoporosis, arterioesclerosis, soriasis o diversas alergias.
Por último, como dietista, solo me queda indicaros que la cerveza siempre debe consumirse con moderación y bajo las pautas de una alimentación sana y equilibrada.

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