¿Habéis oído hablar de los
alimentos funcionales?, ¿Queréis saber qué son y qué pueden hacer por nuestra
salud? Vamos a descubrirlos!
Los alimentos funcionales son
aquellos que, más allá de su función nutritiva, tienen acciones fisiológicas
beneficiosas para el organismo y contribuyen a reducir el riesgo de contraer
enfermedades crónicas. Alimentos naturales y de diseño que se convierten en
armas terapéuticas y en objetivo de la investigación.
¿Pero de qué alimentos estamos
hablando?
Pues de leche enriquecida con calcio o con ácido fólico, huevos con ácidos omega-3, cereales con fibras y minerales, sal yodada… Son alimentos que potencian las cualidades saludables de alguno de sus componentes.
Pues de leche enriquecida con calcio o con ácido fólico, huevos con ácidos omega-3, cereales con fibras y minerales, sal yodada… Son alimentos que potencian las cualidades saludables de alguno de sus componentes.
Son alimentos de diseño ya que sobre
la base nutricional de un alimento convencional se añade, modifica,
sustituye o reduce algún nutriente o elemento que hace que este producto, que
tiene una función nutritiva, organoléptica o gastronómica convencional, tenga
una función en relación con alguna parte de nuestro organismo, un elemento
diana muy preciso.
Pero muchos de los alimentos
considerados funcionales son naturales, sobre todo las frutas, verduras y
hortalizas. También la dieta mediterránea (aceite de oliva, aceitunas, yogur,
frutos secos, cereales integrales, pescado, fruta y verduras) sería funcional ya
que hay evidencia científica de que mejora las funciones o procesos del
organismo y tiene una acción positiva para la salud.
Una sola sardina tiene el
equivalente a casi 6 litros de leche enriquecida con Omega 3.
Para que los alimentosfuncionales contribuyan a potenciar la salud deben combinarse con un estilo de
vida sano.
Si lleváramos una alimentación
equilibrada y una vida sana no haría falta tomar alimentos funcionales, pero
como no siempre conseguimos el equilibrio en nuestra dieta...
Por eso hay situaciones reales en
las que estos productos tienen justificada su función, por ejemplo las personas
que no comen pescado porque no les gusta o porque les provoca alergia y necesitan
obtener por otro lado los beneficios de los ácidos omega 3. O personas que con
una dieta normal no consiguen obtener el nivel adecuado de calcio y sufren
osteoporosis.
Cada etapa tiene sus necesidades
Los alimentos funcionales pueden
ser especialmente útiles en determinadas etapas de la vida como la infancia y
adolescencia, periodo de desarrollo que necesita un aporte adecuado de
nutrientes.
Así, son importantes alimentos
que proporcionen calcio, vitamina C o vitamina D para el desarrollo esquelético,
ácido fólico para el desarrollo del tubo neuronal, antioxidantes, ácidos grasos
omega-3 y omega-6 y prebióticos para la función inmune; o hierro, zinc o yodo,
además de ácidos omega 3 y 6, para el desarrollo cognitivo y psicomotor.
Si en las primeras etapas de la
vida los alimentos funcionales están más orientados a mejorar el estado de
salud, en la edad adulta la ingesta de estos nutrientes puede contribuir a
prevenir enfermedades como la tensión arterial, el colesterol o el peso
corporal.
Como conclusión podemos decir que tenemos alimentos al alcance de todos los cuales nos pueden ayudar a tener una mejor calidad de vida e incluso a curarnos de ciertas patologías. Como decía Hipócrates: "que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina".
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