Hoy quería hablaros de un tema que he escuchado muchas veces
y del cual me gustaría dar mi opinión.
Correr o hacer ejercicio en ayunas.
La gente que lo práctica argumenta que si realizamos un ejercicio físico sin tener nuestras reservas de azúcar (glucógeno) llenas, provocamos que nuestro cuerpo recurra más al combustible graso para obtener la energía necesaria.
Siendo riguroso la teoría dice que a niveles de intensidad de ejercicio baja usamos una mayor proporción de grasa. Mientras que a niveles de intensidad altos usamos una mayor cantidad de azúcares, ya que obtenemos la energía de una manera más rápida. Posteriormente cuanto mayor sea la duración del ejercicio, tenderemos a usar mayor proporción de grasa.
Por lo tanto, según la teoría esta práctica no es aplicable a prácticas de ejercicios bajos o moderados, ya que cuando aumentamos el ejercicio a nivel intenso es cuando realmente demandamos al cuerpo esa mayor cantidad de glucosa que queremos evitar al practicar el ayuno.
También se debe tener en cuenta que si aumentamos el ejercicio a esa intensidad y no disponemos de reservas de azúcar, estaríamos rompiendo músculo para fabricar esas reservas y esto podría ser fatal para nuestro cuerpo si no tenemos nuestros músculos preparados para ello.
Por lo que recurrir al ayuno para quemar una mayor proporción de grasa, si no se hace bien, puede repercutirnos de manera muy negativa.
Es importante indicar que los estudios realizados para intentar demostrar este beneficio se han hecho sobre deportistas preparados y no sobre personas que practican deporte de forma esporádica.
Todo y que parece que los beneficios son reales según dichos estudios, hay que tener en cuenta que hacer ejercicio en ayunas no es lo ideal nutricionalmente hablando y mucho menos para realizar un plan de entrenamiento prolongado, pudiendo llegar a comprometer el rendimiento.
Si ayunamos el rendimiento durante el entrenamiento no será el óptimo (al no tener las reservas de glucógeno llenas) y por lo tanto no permitirá una práctica exigente o de alto rendimiento por lo que se debe descartar totalmente cuando estemos hablando de competir.
Mi recomendación final es que si eres una persona que practica ejercicio de forma ocasional o moderada, no está acostumbrada a controlar factores como la intensidad, no aplica una rutina diaria o practica deporte de forma individual, no realices esta práctica porque el riesgo es mayor que los beneficios. Los síntomas que pueden ocasionarte son desde mareos, náuseas, calambres, sincopes o lesiones musculares.
Si después de leer este artículo aun sigues convencido en realizar esta práctica, te recomiendo que la noche anterior hagas una cena rica en hidratos de carbono para garantizar unas mínimas reservas de glucógeno al inicio del ejercicio.
Correr o hacer ejercicio en ayunas.
La gente que lo práctica argumenta que si realizamos un ejercicio físico sin tener nuestras reservas de azúcar (glucógeno) llenas, provocamos que nuestro cuerpo recurra más al combustible graso para obtener la energía necesaria.
Siendo riguroso la teoría dice que a niveles de intensidad de ejercicio baja usamos una mayor proporción de grasa. Mientras que a niveles de intensidad altos usamos una mayor cantidad de azúcares, ya que obtenemos la energía de una manera más rápida. Posteriormente cuanto mayor sea la duración del ejercicio, tenderemos a usar mayor proporción de grasa.
Por lo tanto, según la teoría esta práctica no es aplicable a prácticas de ejercicios bajos o moderados, ya que cuando aumentamos el ejercicio a nivel intenso es cuando realmente demandamos al cuerpo esa mayor cantidad de glucosa que queremos evitar al practicar el ayuno.
También se debe tener en cuenta que si aumentamos el ejercicio a esa intensidad y no disponemos de reservas de azúcar, estaríamos rompiendo músculo para fabricar esas reservas y esto podría ser fatal para nuestro cuerpo si no tenemos nuestros músculos preparados para ello.
Por lo que recurrir al ayuno para quemar una mayor proporción de grasa, si no se hace bien, puede repercutirnos de manera muy negativa.
Es importante indicar que los estudios realizados para intentar demostrar este beneficio se han hecho sobre deportistas preparados y no sobre personas que practican deporte de forma esporádica.
Todo y que parece que los beneficios son reales según dichos estudios, hay que tener en cuenta que hacer ejercicio en ayunas no es lo ideal nutricionalmente hablando y mucho menos para realizar un plan de entrenamiento prolongado, pudiendo llegar a comprometer el rendimiento.
Si ayunamos el rendimiento durante el entrenamiento no será el óptimo (al no tener las reservas de glucógeno llenas) y por lo tanto no permitirá una práctica exigente o de alto rendimiento por lo que se debe descartar totalmente cuando estemos hablando de competir.
Mi recomendación final es que si eres una persona que practica ejercicio de forma ocasional o moderada, no está acostumbrada a controlar factores como la intensidad, no aplica una rutina diaria o practica deporte de forma individual, no realices esta práctica porque el riesgo es mayor que los beneficios. Los síntomas que pueden ocasionarte son desde mareos, náuseas, calambres, sincopes o lesiones musculares.
Si después de leer este artículo aun sigues convencido en realizar esta práctica, te recomiendo que la noche anterior hagas una cena rica en hidratos de carbono para garantizar unas mínimas reservas de glucógeno al inicio del ejercicio.
Para poder rendir al máximo la dieta es clave, si nuestro cuerpo no tiene los recursos necesarios no podrá rendir al nivel esperado. Por tanto, para realizar un buen entrenamiento antes debemos de ingerir la cantidad correcta para no estar demasiado pesados ni escasos de energía.
ResponderEliminarEs imprescindible comer bien antes de entrenar. Si queréis entrenar y mejorar cada sesión la alimentación es muy importante.
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